Parroquia de Santa
Catalina de Alejandría
Santa Catalina la Tinta, A.V. Diócesis de
la Verapaz
Ante los desastres naturales acaecidos en
la noche
Del 23 de julio del 2,013:
En la noche
del 23 de julio del 2,013 en la cuenca del río Samilha’, ubicado en la Sierra
de las Minas, se deslizó de la montaña, agua, lodo, piedras, árboles afectando
a las comunidades de San Francisco I, Kaqiha’ I, Kaqiha’ II, Samilha’ II de la
jurisdicción municipal de Santa Catalina La Tinta, A.V., cuyos habitantes en su
mayoría, son hijos e hijas de quienes fueron colonos de fincas de alemanes:
Samilha’ y Westfalia.
Estas
comunidades son parte de un largo y lento “proceso de manipulación y despojo
recurrente al que es sometido el pueblo maya q’eqchi’”:
·
Durante
los gobiernos liberales se despojó de la tierra que perteneció a su matriz cultural y se destruyó lo que Fray
Bartolomé de las Casas había conseguido como “tierra de la Vera Paz”.
·
Posteriormente,
Justo Rufino Barrios consiguió que entraran los alemanes con varias
intenciones: “blanqueamiento de raza”, introducción de técnicas agrícolas,
potenciar las exportaciones, etc. Pero sucedió lo contrario: las tierras
pasaron a ser propiedades de los “nuevos civilizadores”, una prolongación de
Alemania y los habitantes originarios pasaron a formar parte de la propiedad,
en el que los nuevos patrones se constituyeron en señores feudales, autoridades máximas con leyes a su favor, para
someter a trabajos forzados: “ley contra la vagancia” con zapadores militares,
“ley de vialidad”, “reglamento del jornalero”, etc.
·
Por
ser originarios de una cultura milenaria y de una civilización vivía con
soberanía alimentaria, nunca dependió de nadie, mantuvo un comercio propio, y
que mediante represión y control sistemático de los “resguardos” se impidió el cultivo
de plantas locales, el procesamiento de productos para el consumo con la intención de crear una dependencia, y
forjar una masa de consumidores.
·
Como
medida extrema, se ha manipulado a este pueblo ideológicamente y la imposición
de leyes masificantes, asimiladoras y globalizadoras; campesinos sin tierras,
estrangulados a una cultura de milpa, leyes abusivas que en el total irrespeto
a su cosmovisión, a su moral y ética han pervertido la sexualidad en las
escuelas, procurando que niños y niñas
se constituyan en papás y mamás, niños y niñas criando niños.
·
Leyes
excluyentes que favorecen únicamente a los que pueden, ignorando que los
habitantes originarios de estas tierras son sus dueños legítimos, donde se forjaron
sus antepasados con su cultura, su cosmovisión, su identidad como parte de la
gran cultura maya, sin pensar que el estado tiene una deuda histórica con estos
pueblos y que de manera inmisericorde se
les arrebate sus montañas, sus ríos, sus lagos, su cielo y su tierra, aduciendo
que son recursos naturales que pertenecen al estado para hacer piñata de los
mismos a las grandes empresas transnacionales, sin importar reducir a la mendicidad
el futuro del mismo país.
·
Leyes
excluyentes que han olvidado o intencionalmente han devaluado la educación de
niños y jóvenes, matando y desperdiciando cerebro e inteligencia de un pueblo,
cuyo futuro es obligando a ser mano de obra barata a un pueblo con hambre, a
migrar, llenar cuarteles, a prestar los servicios de seguridad, a la
servidumbre, incluso atiborrando prostíbulos y burdeles con sus mujeres, subempleos para vivir con
dos, tres quetzales diariamente, ingrata economía representada por un ave
símbolo de libertad convertido en miseria, economía neoliberal, dantesco y de
vampiros, egoista que vela únicamente por
el desarrollo de pocos.
·
Sistema
que no entiende que los niños mayas en su mayoría no pueden ir a la escuela no solamente
por falta de comida, no tienen tierras, no tienen casa propia, sin dinero, sin
trabajo, si lo tienen no se conoce técnica alguna, además cargamos con una
educación que no sirve, y que hace gala con una frase ilustre de Martin Luther
King: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la
estupidez concienzuda”.
Tristeza, dolor e impotencia son las reacciones de un
corazón humano cuando se contemplan a estas comunidades, que han sobrevivido a
los azotes de la naturaleza, obligadas y empujadas a habitar tierras sin
vocación agrícola, depredando selvas enteras para sobrevivir y forzados a cultivar
productos agrícolas que en vez de serle beneficio se ha convertido en su maleficio;
esperanzas frustradas de su futuro; comunidades obligadas y condenadas a cadena perpetua, “Hombres de Maíz que, por una
parte se sienten tan profundamente identificados con los surcos, la siembra y
la cosecha y, por otra, se ven expulsados de la tierra e impedidos de hundirse
entre sus surcos fértiles por una situación de injusticia y de pecado. Son como
forasteros en la tierra que les perteneció por milenios y se les considera como
ciudadanos de segunda clase en la Nación que forjaron sus colosales
antepasados.” Ellos cuentan únicamente para los votos que entronizan a políticos
que les prometen mar y tierra, y que luego olvidan voluntariamente.
“País de eterna primavera, cuya belleza duele y sangra”,
tierra bendita por Dios con infinidad de recursos, en el que la miseria, la
ignorancia, y el hambre abate a sus habitantes
y cuya tecnología se reduce únicamente a los celulares.
Estos pueblos de origen milenario, son la mayor
riqueza y el tesoro más valioso con que cuenta este país, y es a ellos que se
dirige nuestra atención, nuestra preocupación y nuestra voz, por eso suplicamos
a quienes corresponda atender, no sólo a estas cuatro comunidades, sino a los
guatemaltecos en general, una igualdad de oportunidades para todos, salvar la
casa común que es la madre tierra, pues tierra solamente hay una, y recogiendo
las palabras del gran Gandhi: “La tierra tiene lo suficiente para el sustento
de todos, pero no tiene bastante para el lucro de pocos”.
En nombre de Dios pedimos: “las adecuadas
informaciones científicas ante lo que ocurre con la naturaleza que se convierte
en azote para el ser humano; las debidas decisiones políticas de parte de
quienes ostentan el poder para atender a estas personas y su hábitat; claridad
en los objetivos y un nuevo estilo de vida simple, sobrio y solidario”.
Que el estado subsidie a estas comunidades para
reforestar con especies nativas y propias a estas áreas depredadas por el ser
humano y la naturaleza, a ello debe sumarse la introducción de técnicas como
regadillo, elaboración de abono orgánico, etc. De manera que esta realidad gris
se transforme en “cielo nuevo y tierra nueva” apta y digna para la convivencia
humana, alternando de esta manera el trabajo del monocultivo y trocar este campesinado
estancado en un trabajo ecológico que fomente economía y estas montañas hagan
honor al nombre que tiene: Sierra de las Minas”, pero que genere una mina muy codiciada
por todo mundo: la vida.
El estado debe ser más incluyente, no con los
políticos que nos gobiernan sino con las culturas que conforman a este país, los consensos deben lograrse con
estas culturas que no son tábula rasa, lo que puede permitir una convivencia civilizada.
Que el sueño de Jesús, el Reino de Dios se haga
realidad para todos y todas, y que esa vida en abundancia por el que derramó su
sangre en la cruz, fecunde una vida justa, digna para estos hermanos nuestros.
Santa Catalina La Tinta, A.V., 1 de
agosto del 2,013
P. Darío Caal, CPPS.
Párroco
0 comentarios:
Publicar un comentario