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viernes, 2 de agosto de 2013

Comunicado

Parroquia de Santa Catalina de Alejandría
Santa Catalina la Tinta, A.V. Diócesis de la Verapaz
Ante los desastres naturales acaecidos en la noche
Del 23 de julio del 2,013:




En la noche del 23 de julio del 2,013 en la cuenca del río Samilha’, ubicado en la Sierra de las Minas, se deslizó de la montaña, agua, lodo, piedras, árboles afectando a las comunidades de San Francisco I, Kaqiha’ I, Kaqiha’ II, Samilha’ II de la jurisdicción municipal de Santa Catalina La Tinta, A.V., cuyos habitantes en su mayoría, son hijos e hijas de quienes fueron colonos de fincas de alemanes: Samilha’ y Westfalia.

Estas comunidades son parte de un largo y lento “proceso de manipulación y despojo recurrente al que es sometido el pueblo maya q’eqchi’”:

·        Durante los gobiernos liberales se despojó de la tierra que perteneció a  su matriz cultural y se destruyó lo que Fray Bartolomé de las Casas había conseguido como “tierra de la Vera Paz”.

·        Posteriormente, Justo Rufino Barrios consiguió que entraran los alemanes con varias intenciones: “blanqueamiento de raza”, introducción de técnicas agrícolas, potenciar las exportaciones, etc. Pero sucedió lo contrario: las tierras pasaron a ser propiedades de los “nuevos civilizadores”, una prolongación de Alemania y los habitantes originarios pasaron a formar parte de la propiedad, en el que los nuevos patrones se constituyeron en señores feudales,  autoridades máximas con leyes a su favor, para someter a trabajos forzados: “ley contra la vagancia” con zapadores militares, “ley de vialidad”, “reglamento del jornalero”, etc.

·        Por ser originarios de una cultura milenaria y de una civilización vivía con soberanía alimentaria, nunca dependió de nadie, mantuvo un comercio propio, y que mediante represión y control sistemático de los “resguardos” se impidió el cultivo de plantas locales, el procesamiento de productos para el consumo con  la intención de crear una dependencia, y forjar una masa de consumidores.

·        Como medida extrema, se ha manipulado a este pueblo ideológicamente y la imposición de leyes masificantes, asimiladoras y globalizadoras; campesinos sin tierras, estrangulados a una cultura de milpa, leyes abusivas que en el total irrespeto a su cosmovisión, a su moral y ética han pervertido la sexualidad en las escuelas,  procurando que niños y niñas se constituyan en papás y mamás, niños y niñas criando niños.

·        Leyes excluyentes que favorecen únicamente a los que pueden, ignorando que los habitantes originarios de estas tierras son sus dueños legítimos, donde se forjaron sus antepasados con su cultura, su cosmovisión, su identidad como parte de la gran cultura maya, sin pensar que el estado tiene una deuda histórica con estos pueblos  y que de manera inmisericorde se les arrebate sus montañas, sus ríos, sus lagos, su cielo y su tierra, aduciendo que son recursos naturales que pertenecen al estado para hacer piñata de los mismos a las grandes empresas transnacionales, sin importar reducir a la mendicidad el futuro del mismo país.

·        Leyes excluyentes que han olvidado o intencionalmente han devaluado la educación de niños y jóvenes, matando y desperdiciando cerebro e inteligencia de un pueblo, cuyo futuro es obligando a ser mano de obra barata a un pueblo con hambre, a migrar, llenar cuarteles, a prestar los servicios de seguridad, a la servidumbre, incluso atiborrando prostíbulos y burdeles  con sus mujeres, subempleos para vivir con dos, tres quetzales diariamente, ingrata economía representada por un ave símbolo de libertad convertido en miseria, economía neoliberal, dantesco y de vampiros,  egoista que vela únicamente por el desarrollo de pocos.

·        Sistema que no entiende que los niños mayas en su mayoría no pueden ir a la escuela no solamente por falta de comida, no tienen tierras, no tienen casa propia, sin dinero, sin trabajo, si lo tienen no se conoce técnica alguna, además cargamos con una educación que no sirve, y que hace gala con una frase ilustre de Martin Luther King: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.

Tristeza, dolor e impotencia son las reacciones de un corazón humano cuando se contemplan a estas comunidades, que han sobrevivido a los azotes de la naturaleza, obligadas y empujadas a habitar tierras sin vocación agrícola, depredando selvas enteras para sobrevivir y forzados a cultivar productos agrícolas que en vez de serle beneficio se ha convertido en su maleficio; esperanzas frustradas de su futuro; comunidades obligadas y condenadas a  cadena perpetua, “Hombres de Maíz que, por una parte se sienten tan profundamente identificados con los surcos, la siembra y la cosecha y, por otra, se ven expulsados de la tierra e impedidos de hundirse entre sus surcos fértiles por una situación de injusticia y de pecado. Son como forasteros en la tierra que les perteneció por milenios y se les considera como ciudadanos de segunda clase en la Nación que forjaron sus colosales antepasados.” Ellos cuentan únicamente para los votos que entronizan a políticos que les prometen mar y tierra, y que luego olvidan voluntariamente.

“País de eterna primavera, cuya belleza duele y sangra”, tierra bendita por Dios con infinidad de recursos, en el que la miseria, la ignorancia, y el hambre  abate a sus habitantes y cuya tecnología se reduce únicamente a los celulares.

Estos pueblos de origen milenario, son la mayor riqueza y el tesoro más valioso con que cuenta este país, y es a ellos que se dirige nuestra atención, nuestra preocupación y nuestra voz, por eso suplicamos a quienes corresponda atender, no sólo a estas cuatro comunidades, sino a los guatemaltecos en general, una igualdad de oportunidades para todos, salvar la casa común que es la madre tierra, pues tierra solamente hay una, y recogiendo las palabras del gran Gandhi: “La tierra tiene lo suficiente para el sustento de todos, pero no tiene bastante para el lucro de pocos”.

En nombre de Dios pedimos: “las adecuadas informaciones científicas ante lo que ocurre con la naturaleza que se convierte en azote para el ser humano; las debidas decisiones políticas de parte de quienes ostentan el poder para atender a estas personas y su hábitat; claridad en los objetivos y un nuevo estilo de vida simple, sobrio y solidario”.

Que el estado subsidie a estas comunidades para reforestar con especies nativas y propias a estas áreas depredadas por el ser humano y la naturaleza, a ello debe sumarse la introducción de técnicas como regadillo, elaboración de abono orgánico, etc. De manera que esta realidad gris se transforme en “cielo nuevo y tierra nueva” apta y digna para la convivencia humana, alternando de esta manera el trabajo del monocultivo y trocar este campesinado estancado en un trabajo ecológico que fomente economía y estas montañas hagan honor al nombre que tiene: Sierra de las Minas”, pero que genere una mina muy codiciada por todo mundo: la vida.

El estado debe ser más incluyente, no con los políticos que nos gobiernan sino con las culturas que conforman a  este país, los consensos deben lograrse con estas culturas que no son tábula rasa, lo que puede permitir una convivencia civilizada.

Que el sueño de Jesús, el Reino de Dios se haga realidad para todos y todas, y que esa vida en abundancia por el que derramó su sangre en la cruz, fecunde una vida justa, digna para estos hermanos nuestros.



Santa Catalina La Tinta, A.V., 1 de agosto del 2,013




P. Darío Caal, CPPS.
Párroco

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